viernes, mayo 26, 2006

Palabras en penumbra

- ¿Para qué quiere imaginar lo que puede ver?

- Para poder hacer lo que, de otra manera, nunca haría.

- ¿ Acariciarme?

- Escribir.

- ¿ A oscuras?

- Y en silencio.

- ¿ Qué clase de historia? ¿ De amor?

- No lo sé. Depende.

- ¿ De qué depende?

- De las palabras.

- ¿ Qué palabras?

- Las que pronunciamos.

- ¿ En silencio?

- Entre palabra y palabra.

- Comprendo. Palabra, silencio... Silencio, palabra...

- ¡Silencio!

- Está bien. Cerraré la ventana.

- ¡Espere! Acérquese. ¿Quién es usted?

- Su tintero. Puede mojar su pluma, y escribir en mi cuerpo.

- ¡Qué vulgaridad! Joven, estupida y procaz.

- Tal y como usted me desea.

- Se equivoca. No necesito su piel para usarla de papel. Y sólo deseo que me deje ne paz. No
siento ninguna curiosidad por comprobar que tiene u pecho igual al otro, y todo lo demás. No la necesito para escribir historias que ya están escritas hasta la saciedad. Si ha entrado en sus calculos seducirme, lamento decepcionarla. De su lengua sólo me interesan las palabras.

- ¿Por eso me ha llamado?

- Para eso ha venido.

- Gracias.

- Cierre la ventana. El prólogo ha terminado, la historia va a empezar.
Espero que, esta vez, la cuente como fue...

En la cocina

- Hola.

- Hola.

- ¿ Qué hora es?

- No sé. ¿Por qué?

- Es temprano.

- Sí. ¿Paso?

- Bueno, pero es muy temprano.

- ¿Duermen tus padres?

- Sí. ¿Quieres café?

- Sí.

- Pues siéntate.

- Vengo a pedirte que te enamores de mí.

- ¿Cómo?

- Nuestras vidas son anodinas. Yo me aburro. Enamorémonos.

- Pero... ¡Yo no te quiero!

- No importa. Yo tampoco te quiero a ti.

- Mejor.

-No hace falta querernos. Los enamorados no se quieren. Sólo se quieren a sí mismos.

- Pero tú no me gustas.

- A mí tampoco me gustas tú.

- ¡Ah! ¿No te gusto?

- No.

- Me encuentras fea, flaca, vulgar...

- (...)

- Hoy no he ido a la oficina. Quiero cambiar de vida.

- ¿Cómo? ¿Enamorándote?

- Enamorandome de ti.

- Pues enamórate pronto y vete.

- Mírame a los ojos.

- ¿Así?

- A los ojos, no a la nariz.

- No puedo mirarte a los ojos.

- ¿Por qué?

- Me da risa.

- ¿Por qué?

- Es una situación ridícula, ¿no te parece?

- Lo ridículo es que me mires a la nariz.

- Está bien. te miro a los ojos. ¿Y qué?

- Continúa.

- Continúo.

- Sigue, sigue.

- Sigo, sigo.

- ¿Notas algo?

-¿ Y tú?

- Estoy a punto de sentir algo que nunca había sentido hasta ahora.

- ¿Qué tipo de cosa?

- Difícil de describir.

Gonzalo Suárez, Palabras en penunbras

Hoy estaba ordenando mi cajon. Cuando he encontrado unas hojas escrito esto. Era un texto que habia en un capitulo de mi antiguo libro de Castellano. Me acuerdo que copie dos, uno para mi y otro para mi hermana. Las dos los leiamos conjuntamente antes de irnos a dormir. Que momentos.

A mi me parece muy curiosa. Divertida y romantica.

Me tre muchos recuerdos. Espero que la disfruteis y que me digais si os gusta o no. (ya se que algunos se quejaran o simplemnte no lo leeran)

3 comentarios:

YuKiNo^^ dijo...

esta xulo...
es diferente...
alo k no encuentrsd todos los dias escrito x ahi!!

Bu! dijo...

si es genial!
es una de mis textos guardados favoritos.
Esque tengo varias hojas con cosa tipo estas guardadas. que significan para mi ..o que son curiosas..y me gustan..ya las ire poniendo...

Joselu dijo...

Sí, el primero expresa el conflicto de la creación literaria y el segundo recrea una situación totalmente antirromántica. Cómo no enamorarse diría yo. Me ha resultado divertido encontrar estos textos en tu blog. Acabo de leerlos en clase hace pocos días. El segundo texto de Gonzalo Suárez suele provocar risa por sus sugerencias claramente procaces al final. Me encanta, bu, seguirte en tus derivaciones y recuerdos. Hasta pronto.